Para quien ha escuchado algunas de mis opiniones en ciertas materias, se dará cuenta de que hay en este planeta algunas instituciones a las que les tengo tirria. La primera de ellas, de la que versa parte de éste artículo, es la ONU.
Pero... ¿Por qué? ¿No es la ONU una organización buenaza y de buenazos, surgida de la buena voluntad de los países después de la Segunda Guerra Mundial, creada para preservarnos a todos de conflictos? ¿No son sus organismos los garantes de que se respeten los derechos humanos en este siglo? ¿No son sus burócratas un ejemplo de probidad y desinterés por los asuntos de la comunidad humana? ¿No son sus recomendaciones ejemplo de las mejores ideas de cómo políticas bien pensadas redundarán en la justicia social™ o en el bienestar del pueblo™?
No.
Tan fácil como eso.
No.
La ONU es el templo y recinto sagrado de las buenas intenciones en este planeta. Aunque podemos y debemos reconocerle ventajas como los esfuerzos por el desarme y los cascos azules en alguna que otra intervención para evitar conflictos (aunque no me acuerde de ninguno y aunque los cascos azules hayan recibido acusaciones medio fuertezonas), creo profundamente que sus políticas y recomendaciones son corresponsables junto con las dictaduras militares y las guerrillas y demás de mantener a África como África, de propiciar un diálogo de sordos en asuntos como el Calentamiento Global™, de poner las manos en la cintura y recomendar sin ambajes procedimientos coercitivos de control poblacional y sonreír con bobería ante los Estados de Bienestar que tienen a los países de europa occidental como economías muy ricas, muy paradas, muy desempleadas y muy excluyentes. Eso sin mencionar, por supuesto, que la ONU es una especie de sueño húmedo para todos aquellos que tienen a bien soñar con un gobierno mundial y muy veladamente incluyen en sus discursos 'por la democratización' una serie de mecanismos donde las mentadas de madre que son muchas ONG's pudieran tomar parte en los asuntos del mundo activamente.
¿Y por qué esta serie de problemas y desajustes? Por una razón muy lógica: porque la ONU está formada por burócratas. No sé a quién leí, pero estoy de acuerdo en que muchos políticos de izquierda (la mayoría socialdemócratas) trabajan en la ONU para imponer sus agendas progres. Muchas organizaciones con intereses muy oscuros participan en recomendaciones (recuerdo en la asamblea del IMEF, en Guadalajara, el testimonio de una chava sobre la imposición de puntos de vista desubicados en temas tan importanes como la salud del adolescente o la educación sexual). Las conclusiones del IPCC (Pánel Intergubernamental del Cambio Climático) son escritas por políticos, no por los científicos que corrieron los estudios. La Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano tiene hasta el artículo dieciséis o dieciocho la garantía individual que debería ser la tres de tres (respeto a la propiedad) mientras que en los demás favorece que se consideren derechos algo que las personas deberían escoger. Y un largo listado de etcéteras.
Pero el día de hoy dedicaré mis dardos al organismo de la ONU que probablemente sea el alcahuete favorito de nuestros políticos idiotas latinoamericanos: La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). La CEPAL es tristemente célebre porque el argentino Raúl Prebisch, uno de sus antaños mandamases, fue el creador de muchas de las tesis estructuralistas de sustitución de importaciones que sirvieron para clientelizar al agro de mi país, hacer empresarios mandilones con papá gobierno, hacer empresas chafas e improductivas, reducir a una virtual nulidad la oferta de productos extranjeros en los mercados nacionales antes de 1985, disparar el contrabando y en general, cometer toda una serie de violaciones a la libertad de elección de las que no vale la pena hablar. Aunque eso sí, "fortaleció al mercado interno".
Resulta que han elegido a una nueva mandamás (no sé si presidenta o secretaria general) para la CEPAL y en una entrevista con Mario Campos, ha soltado una cantinela tan anodina como estúpida y repetitiva: "Que la actual crisis de los alimentos™ no puede dirimirse por los mecanismos de mercado, sino que debemos recalibrar el papel del Estado bla bla bla bla bla bla"
A ver, señora. La crisis de los alimentos™ no es una situación de mercado normal. El sector agroalimentario siempre ha sido de los más manoseados por la santa mano visible (que como diría Paco Calderón, ahora es cínicamente reivindicada) y cómo no va a serlo ahora, cuando por un lado tenemos a un gobierno gringo que se le ocurre quedar bien con lo del cambio climático™ subsidia la producción de biocombustibles que resultan ser más caros e ineficientes que la gasolina tradicional, y por el otro lado el caso épico del gobierno argentino (quien a través de sus administraciones en el siglo veinte logró lo que parecía imposible: mandar a un país del primer mundo al tercero a golpes de populismo) que pone un impuesto desproporcionado a las exportaciones de su principal industria quesque para fortalecer al mercado interno (que ya se va mereciendo su propio signo de trademark) y que los demás se jodan. Esto aunado a un muy merecido incremento de la demanda por parte de China tiene a los precios de los alimentos subiendo. Y tan tan.
¿Qué opinarían ustedes de un organismo que pide más intervencionismo en una crisis de la cual las políticas que recomienda son corresponsables? A mí me suenan las características de un idiota. ("El estúpido es como lo que el estúpido hace")