Hoy, después de curiosear más de lo debido en el net-surfing, me llegó una añoranza fantabulosa. Al igual que muchos otros de mi H. Generación, nací y crecí viendo series de familias locas y disfuncionales formadas por integrantes que se dedicaban a toda una serie de actividades inusuales, recónditas, patéticas o aventuradas, con la ocasional visita del alienígena, monstruo, cosa que habla y demás (i.e. Los Simpson, Los Henderson, los de Corky, los de Alf, los Burrón (nunca hay que perder el toque chauvinista) con un larguérrimo listado de etcéteras.)
Luego, por supuesto, vino la onda de los reality de las familias de los famosos más irreverentes y torpes de la farándula. Los Osborne son los clásicos, aunque puedo pensar en las vidas de Carmen Electra, Travis Barker y Jessica Simpson.
Sin embargo, entre toda esta pléyade de familias de autoparodia gringa clásica he notado un gap que me hubiera fascinado ver (y que de transmitirse, sería su arduo fan).
¿Nunca han pensado en las vidas de los Friedman?
La verdad, yo no.
El patriarca, nuestro singular economista Milton, siempre me parció admirable por su continuo reto del statu quo con su impecabilidad en el análisis y la defensa del laissez faire y de la libertad del capitalismo, sin contar por supuesto su precioso desarme monetarista del inflacionismo keynesiano y su autoría intelectual en el turning-the-tide de los ochenta en contra del intervencionismo estatal. Pero eso, a cualquiera que tenga a bien sentirse o creerse un 'rebelde' le sonará hasta conservador.
En lo particular, creo que Milton Friedman no lo era en absoluto, precisamente por el contexto en el que le tocó desarrollar su fecunda obra. ¿Se imaginan andar por ahí diciendo que intervenir hasta los codos un ciclo económico lo empeora durante esa época de lentes de carey y trajes grises de fieltro? ¿O que la inflación es causada por un aumento en la masa monetaria? ¿O que la única responsabilidad social de las empresas es hacer utilidades? ¿O irse a parar con Phil Donahue y repetir que greed-is-good? Es más... es de los pocos premios Nobel que han interpelado el día de la entrega. Eso habla mucho de ir en contra de la corrección política.
Ahora que su hijo David es un bemol un tanto más elevado. Sin contentarse con el análisis de su papá (quien por cierto para algunos austriacos muy radicales es casi un socialista), David Director Friedman es uno de los más famosos teóricos del anarcocapitalismo en su variante llamada 'de Chicago' (tenía que ser), con un enfoque más gradual que el de Rothbard.
Este enfoque proyecta privatizaciones graduales hasta llegar a privatizar incluso la ley y el orden. David se opone al iusnaturalismo, lo cual no deja de extrañarme, y es un redomado utilitarista. Pero eso no es lo más estrambótico del hijo aún más pródigo que el padre, sino su afición a la recreación histórica. Como miembro de la Sociedad para el Anacronismo Creativo, donde tiene el sobrenombre de 'Duque Cariadoc del Arco', el señor Friedman Jr. se dedica a vestirse de medieval y a simular escenas de la vida de la age of chivalry. No contento con eso, a la par de clásicos como 'La Maquinaria de la Libertad: Guía para un Capitalismo Radical' escribió una novela fantástica llamada 'Harald' y está escribiendo una nueva, con el título de 'Salamandra'
Eso ya da para varios capítulos de todo un reality, pero todavía no terminamos.
El nieto del gran economista, Patri Forwalter Friedman también esgrime una ideología anarcocapitalista (digo, ya no se podía llegar más allá) y se dedica principalmente a promover el 'Seasteading', que no es otra cosa sino la apropiación y colonización del mar en sus aguas internacionales, donde la mano del Estado no llega sino hasta la bandera de los barcos que por ahí cruzan. Esto con el fin de formar países inventados, libres y anárquicos, tipo 'Que es mi Dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento y mi única patria la mar.'
Digo, mientras no haya espacio exterior todavía...
Patri además vive en una ¿comuna?, tiende a disfrazarse y a pintarse a cada rato y bloguea. Es todo un freak, que no niega la cruz de su parroquia ni en lo físico ni en el germen de sus ideas.
¿Podrían imaginarse una serie con tres generaciones así? Yo moriría por verla y por coleccionar sus capítulos. Tantas situaciones chuscas en las que pienso, como el programa piloto, con Naomi Klein como invitada (Ja!).
Pero desafortunadamente esto no podrá ser. Milton Friedman se nos adelantó hace año y medio, y ahora se dedica a fungir de gigante moral que calla con videos antiguos a la dama anteriormente mencionada. Lo único que podemos hacer es ver a esta familia como una disfunción curiosa y divertida, pero que a la vez le deja al mundo toda una herencia de defensa de las libertades individuales que, por nuestro bien, espero nunca desaparezca.
Así sería la serie de televisión 'Los Friedman: Campeones de la Libertad'
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