He comenzado un camino largo y arduo. Un camino duro y no exento de piedras y escollos a superar con todas las de la actitud. Me he sujeto a jugar con el tiempo como nunca antes, así como a lamentar por primera vez el tiempo que he perdido y el tiempo que me queda para aprovechar con todo. He descubierto también que los momentos para "la fuga" o "el escape", el hermoso concepto romántico que nunca debe abandonar a nadie, son cada vez más necesarios. Tanto que voy a poner en mi escritorio un letrero que lo diga.
También he descubierto que mis amigos, ahora, más que nunca (y menos que en un futuro) han tomado caminos separados. Quisiera verlos y contarles de todo lo que siento y todo lo que debo enfrentar, pero desgraciadamente las cosas son así: debo pelear mi camino yo solo, y la ayuda del "gracioso" del cuento, del "compañero de armas", de "la comparsa", del fiel "ayudante del héroe" o el "Deus ex machina" sólo vendrá cuando esté con el agua hasta el cuello (lo cual no espero que suceda).
En todo esto, sin embargo, hay un problema que me ronda la cabeza y tiene que ver con cuestiones de identidad. He ganado una batalla durísima para poder intentar comenzar a realizarme a partir de un punto más o menos sereno. Curiosamente, ahora que he la lucha por desdibujar todo ese juego de estereotipos ha terminado, más por las circunstancias que por mí, por un lado me siento un tanto vaciado (en contraposición a "vacío").
Ya no soy el primer promedio del salón de clases. Cuando un maestro hace la incómoda pregunta sobre ¿Quién es el más aplicado? Todo mundo señala a Mónica y es ella la que aguanta las bromas. Ya no soy el serio, Poncho me ha ganado ese puesto en el departamento. Es más, ni siquiera soy aquel culto que se sabe todos los detalles y en su enorme colección de datos a veces suelta los de personas cercanas a él. Estoy siendo, en todos detalles, un personaje sustituido.
Esta situación a veces me suele incomodar, pero las más, me presenta un reto mucho más interesante: es la primera vez que, una vez decidido con toda dirección quién soy y qué quiero hacer de mí, puedo moldear como yo quiera la imagen que pretendo proyectar. Hace años tuve una fuerte crisis porque al escuchar cierta canción de Cher reflexionaba y me moría de horror al pensar "si yo pudiera ponerle marcha atrás al tiempo". Hoy, me río. Ahora el tema central es "Kyrie" de Mr. Mister, lo cual es, por supuesto, toda una admonición a la tarea que me ha tocado desarrollar...
Ho detto
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