lunes, 12 de octubre de 2009

La Hombrada

De manera impactante, pero calculada y quirúrgica, como ha sido cada vez que cae un conflicto fuerte a esta administración, el gobierno federal ha hecho la hombrada de aventarse algo que he deseado políticamente desde que tengo doce años: Liquidar a Luz y Fuerza del Centro. Empresa ruin, ineficiente, dipsómana de dinero público, conformada en su mayoría por gente grosera, adocenada a una ideología caduca, violenta como pocas, con unos privilegios que un ejecutivo de una trasnacional envidiaría. En suma, una mentada de madre para el consumidor que debía tomar una fuerte dosis de agua y de ajo cada vez que el medidor no funcionaba y le llegaban consumos estratosféricos. Irse a quejar resultaba en malas caras, en hombros encogidos, en múltiples formaciones en filas diversas. Lo que más me enardecía / daba risa de acuerdo a mi humor, solía ser el hecho de que en las oficinas no tenían computadoras.

Pero el sábado por la tarde, después de que la selección calificara al mundial, el gobierno hizo la hombrada y mediante un decreto decidió liquidar a la empresa. Costará un dineral, y los trabajadores serán liquidados como si merecieran un premio, pero la sangría que sus pensiones representaba casi un cuarto del dinero que le falta al gobierno para el año que entra. Casi 42 MMMMXP (cuarenta y dos mil millones de pesos). Con todas sus letras, es una mentada de madre: empresa de más de 40000 empleados que puede operar con 8000, gente que se jubila con el 300% de su sueldo y le regalan la luz, gente que le pone luz al ¡EZLN!

Para mí es indescriptible la alegría de escuchar el anuncio en las noticias de un sábado por la noche. Triunfó el usuario, el consumidor atado a la irracional brutalidad de un monopolio público. Y como han dicho muchos, triunfó México.

¿Qué espero a partir de aquí? Pues no mucho: un trato similar para todos aquellos que estructuralmente tienen enquistado a este país. Manotazos, que así se debe gobernar contra quienes a favor y en contra ostentan privilegios inenarrables.

La batalla será larga. Vendrán y se rasgarán las vestiduras clamando autonomía sindical, respeto al trabajador y demás argumentos de plañideras a modo. Habrá protestas que desatarán la virulencia total de una de las peores herencias del antígeno que colmó todas las estructuras de este país a lo largo del siglo pasado. Pero no hay marcha atrás. O no debe haberla. Una de las virtudes de esta administración ha sido la de no rajarse ante los conflictos, aunque eso sí, se tenga un miedo irracional a generarlos. Tal vez, después de todo, me he equivocado y sí existe voluntad para remover, al costo que sea, el manto que impide el vuelo libre de México.

1 comentario:

Unknown dijo...

yeah! no sabía que tenías un blog! en particular esta entrada me gustó. Yo también opino de este modo, el desmantelamiento de Luz y Fuerza fue una de las mejores obras de Calderón.

De hecho el servicio ahora viene más caro, pero creo que es un poco mejor la calidad además de que han modernizado las formas de pago y el sistema en general. :)