martes, 17 de julio de 2007

El año maravilloso/kyrie eleison, kyrie eleison, kyrie

American Pie no es por mucho (estoy jugando, además) una obra maestra de la cinematografía mundial. No creo que en su época haya sido considerada para los Óscares, o que haya generado un número decente de reseñas decentes. Sin embargo, para una generación cuyos referentes culturales suelen ser confusos por hallarnos en fases de transición entre la mítica (y muchas veces patética) generación X y los que llaman techies o generación zeta (por lo que veo, bastante patética también), American Pie suele ser una especie de referente cultural. Me da mucha gracia, para ser sinceros. Se halla a años luz de The Breakfast Club y todas las películas del Rat Pack en cuanto a introspección y comprensión de la adolescencia, y su contemporánea Ten Things I hate about you le aventaja millas (aunque tal vez sólo porque su inteligente argumento salió de la pluma de Shakespeare). Sin embargo, American Pie tiene en la gente de mi generación seguidores calurosos y sinceros. Según Gogan, el atractivo de esta serie es que sus tres volúmenes comprenden tres grandes fases en la vida de un hombre: el rite of passage que supone pasar de la preparatoria a la universidad, la vida universitaria y sus responsabilidades, así como adoptar la responsabilidad de un matrimonio. Aunque nos hallamos en la segunda, la fuerza de esta etapa se siente bastante fuerte. Eso va para el segundo punto.
El primer punto importante que quiero escribir en este apartado tiene que ver sobretodo con el año de 1999; que vio nacer a esta serie fílmica. Lo comento por el gran año que fue, para todos y para mí, en lo particular. ¿Quién no se acuerda de la imagen pueril e inocente de la Britney en los pasillos de una prepa? ¿La cursilería impactante del avión a combinación con los trajes blancos de los Backstreet? ¿La gorra de Fred Durst? ¿Semisonic, Sixpence-None-The Richer, New Radicals, Eagle Eye Cherry, The Verve? ¿Los regresos impactantes de Cher y Blondie? Además de que fuera de la música, la euforia por el “milenio” (cuya veracidad o falsedad nunca se demostró) campeó por todos lados. Para mí, pasar de la primaria a la secundaria fue un gran cambio, aderezado por la Primera Odisea. Recuerdo con mucho cariño aquel año de 1999 y la película que se estrenó con él, American Pie.
Esto nos lleva al segundo punto. Resulta que hoy fue la primera vez en mucho tiempo que deseé con todas mis fuerzas hallarme en 1999 y tener todos los problemas que tenía en 1999. Esa frasecilla que a muchos les puede molestar (tanto como a mí me molestan otras tantas frasecillas mucho muy trilladas) me sonó fuerte el día de hoy: life was so fuckin’ easy then. La vida real es dura. Mucho. Me di cuenta hoy como a las dos de la tarde. Y aunque el miedo no es tanto porque me he preparado en alma (y tan pronto reabran ese gimnasio en cuerpo) para resistir todos los embates, tendré que dar mucho de mí para pasar esta prueba. Demasiada teoría directiva y demasiada literatura épica para no aguantar la primera. Como diría cierto colmilludo periodista, al tiempo.

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