jueves, 7 de junio de 2007

Velut luna

El título del presente, además de servir como un bonito colofón de significaciones que tienen que ver con escudos de armas corporativos, pretende explicar mi sentir a los tres días de haber cumplido veintiún años y comenzado oficialmente mi vida laboral seria.
Y viene a cuento el segundo verso de todo "Carmina Burana" para resaltar a la situación corriente de mi persona como aquella famosa rueda que hicieran famosas las cosmovisiones de antaño. La rueda de la fortuna: a nivel emocional, social, educativo y de logros, por un lado, y a nivel físico, por el otro.

Por los primeros cuatro aspectos, sigo en "los cuernos de la luna" para seguir con las metáforas y alusiones corporativas. Adoro la empresa donde trabajo, dueña de una cultura organizacional que no me hace parar de disfrutar y de reír, de pasar buenos momentos y de conocer a gente tan distinta y tan valiosa. La oleada de responsabilidades nuevas ha caído como un delicioso y retador bálsamo sobre mí. Mi camino se ve duro y difícil, pero iluminado: Sin abandonar esa de Mr. Mister de "Kyrie eleison down the road that I must travel", escuchamos otra gran canción heroica, esta vez de conocida película de Disney: "I will go the distance".

Y como siempre hay un negrito en el arroz... ayer fui al quiropráctico, el primer especialista de este campo que he visto. El chiste es que según él los ortopedistas estaban mal y lo que presumiblemente era una "fuerte contractura muscular" primero y un "desvío vertebral" es nada más y nada menos que una hernia discal irreversible, que me condena a no volver a correr en toda mi vida y a una posible futura operación que no arreglaría el problema. Ahora sí la hice buena: esos dolores que tenía a los ocho años se hallan perfectamente justificados. Me siento como la única persona de veintiún años con este problema mucho más senil.

No se puede decir "así es la vida" en este caso. Existe alguna razón para esto, que me obliga tal vez a replantearme mis vacuos y torcidos objetivos de salud personal. Tendré que retomar la natación, algo que vislumbraba desde el principio del año. Para ello, propongo una tercera canción muy heroica: "Che sarà, che sarà, che sarà della mia vita, chi lo sa? So far tutto o forse niente, domani si vedrà. Che sarà? sarà quel che sarà"

Y al igual que mi camino, depende totalmente de mí.
Ser humano nunca había sido tan valioso.

2 comentarios:

Rigo dijo...

A tí "Velut luna": el poder admirar un poco de la grandeza de nuestra vida, y darnos cuenta que nuestros ojos solo admiran un minúsculo instante de nuestro camino, es quisá la incertidumbre que mas pensar nos provoca.

"La vida es una tragedia a la que asistimos como espectadores durante un rato, y luego, desempeñamos nuestro papel en ella". Swift.

Es el momento de protagonizar tu vida;afrontala con valentía y con la certeza de que nunca podras saber lo que vendrá...

p.d. lo único que podras saber, es que hiciste lo correcto...

Joaquin dijo...

Gracias, rigo. Se siente bien saber que el apoyo siempre está ahí.